Lo importante que es la perspectiva.

Hace un año ya que abrían sus puertas por un lado Show Much, la escuelita de baile y artes escénicas, y por el otro Green, el box de entrenamiento funcional, pilates y jardín. El primero por gusto, por apetecerme y por inquietud, no es que se me pueda definir como una persona a la que le guste estancarse; el segundo por necesidad, dada mi expulsión, injusta y de muy malas maneras, del que hasta el momento era el niño de mi ojos: Espacio Vida.

Cuando te ves en una situación así piensas que no vas a volver a recuperarte jamás, dado que has dedicado toda tu vida y esfuerzos a un proyecto que, de repente, arrebatan de tus brazos, sin ni siquiera poderte despedir. De hecho creo que es la cuenta pendiente que más me viene a la cabeza: no haberme podido despedir. De la instalación, de mis compañeros, pero sobre todo de las personas por las que durante 14 años de mi vida había dado mis horas de sueño, mis dolores de cabeza, mi tiempo de estar en familia... Al fin y al cabo, cuando trabajas de cara al público sabes que te implicas, sí o sí, y lo que empieza siendo una relación profesional, acaba siendo algo más personal. Pero ni siquiera un "nos vemos en los bares". Nada. Se cerró la puerta y si algo quieres: te los encuentras.


Dada la urgencia con la que tuve que volver a la trinchera, no me dio tiempo ni de hacer duelo; al fin y al cabo estaba en la calle con una mano delante y otra detrás, y tuve que plasmar un proyecto, de los tantos que tenía en mi cabeza, en realidad. Conclusión: ni disfrutas de los primeros pasos de uno, ni de los del otro.

Pero siempre te recuperas... si quieres.

Aquí es donde interviene la perspectiva. La perspectiva hace que veas las cosas desde otros puntos de vista antes inexistentes.
En las fechas señaladas haces balance y puedes afirmar si estás mejor que antes o no. Y puedo afirmar, en este primer aniversario, con mucha rotundidad, que desde luego "estoy que te cagas". No solo por la experiencia adquirida, que te curte y te hace replantear muchos pilares en tu vida, sino de lo bien que estoy con lo que ahora encuentro a mi alrededor. Estas malas vivencias criban de paja las personas que te rodean y, sinceramente, la mala hierba cuanto más lejos mejor. Eso sí, sin volverse a relajar del todo, tampoco es cuestión de ir dando las gracias a nadie por gastarte una putada.

Puede que lo más difícil sea volver a confiar en las personas. Pero sin esa confianza este mundo sería una mierda y no merecería la pena salir a la calle.
Hay más proporción de gente buena, lo que pasa es que hacen menos ruido que los gilipollas.
He entendido también lo difícil que puede ser para alguien con un carácter más pesimista, el poder volver a levantarse después de un varapalo. Reincorporarse es difícil, pero merece la pena de largo.

De hecho, cuando ves la marcha de tus nuevos proyectos, y los comparas con los proyectos que dejaste, te metes en los zapatos de un padre que ve como su hijo va por un camino que no es el más adecuado, y comprendes que muchos no se recuperen de algo así. Pero que cada cual ande su camino y que cada palo aguante su vela.

Al fin y al cabo toda acción tiene su consecuencia.

Desde el punto de vista práctico, las dos mayores conclusiones profesionales que he sacado de este año son:
  1. Tu libertad es lo primero. Deshazte de todo lastre y vuela. Te puedes dar una buena leche, pero el rato que has volado habrás experimentado una experiencia irrepetible.
  2. En el sector del Fitness, lo mas importante es la persona que presta el servicio. Sin concesiones. El cliente quiere atención profesional, quiere calidad, y por mucho que nos pese, no es la máquina la que presta esa atención, no es el horario, no es la instalación (todo influye)... es el técnico.
El mejor consejo que puedo dar a una instalación que lo está pasando mal, o que acaba de abrir: busca al mejor equipo (no es lo mismo que buscar divos, esos sobran), cuídalo y sobre todo déjalos trabajar. Es el primer paso para sobrevivir hoy en día.

Muchísimas gracias a todos los que durante este año han tenido algún gesto, por pequeño que sea (un abrazo, una llamada, un venir a poner pladur, un mensaje, un guiño, un traer cerveza...), para darnos apoyo en esta bonita carrera que aún continua y que esperamos continuéis con nosotros...

Nos vemos en los bares.

P.D. Hacía días que no escribía. Hay que retomar antiguas buenas costumbres.


Me quiero permitir una pequeña reflexión sobre el talento. Escupir algo que hace tiempo se me pasa por la cabeza:

Es un momento, un instante; quizás un brillo en los ojos, o la misma postura de los ojos, no lo sé. Lo único que sé seguro es que existe. Es una expresión facial o tal vez toda la actitud corporal, pero he tenido la suerte de verla muchas veces. La veo a diario.
No es que crea que las personas tienen un destino prefijado, o que han nacido para algo, simplemente creo que las personas crecen y adquieren una actitud, todas las veces transmitida. Esa actitud tiene que exteriorizarse de alguna manera, es parte de su propia esencia, y lo hace en forma de esa cara.
La descubro mucho más en los niños, debido a que aún no han sido tristemente cohibidos en el desarrollo de sus potenciales o gustos. Tristemente, el paso de los años nos empuja a priorizar nuestras pasiones por nuestras necesidades, muchas de las cuales no son tan imprescindibles como nos quieren hacer creer. La escuela, los entrenadores, los padres, se preocupan más por "nuestro bien" que por nosotros mismos; quieren disfrutar de nuestro futuro muchas veces a costa de nuestro presente.
Y es así como muchos niños se convierten en esos adultos que han perdido esa cara. Aunque algunos sobreviven.
No soy tan viejo como para que el número de muestras de mi estudio se pueda siquiera llegar a considerar, pero la tendencia es aplastante. Todos aquellos niños y niñas que te miran con esa cara, han tenido el potencial de poder ser lo que han querido ser (si les han dejado). Ese brillo aparece en la práctica de sus pasiones (nunca es una sola), y te transmite un "quiero saber más", "dime todo lo que sabes que será poco", "me da igual lo que hagamos, me encantará"... que te recorre todo el cuerpo y te estremece.
Ojalá más gente lo pudiera ver como lo he visto yo. Ojalá pudiera decir sin tapujos a unos padres: "tu hija es artista", sin miedo a consecuencias negativas.

Ya he dicho que iba a "escupir" lo que se me pasaba por la cabeza. No esperaba que fuera a tener mucho sentido.
Me gustaría mostrar mi admiración y respeto por todas aquellas personas que recogen a esas personas anónimas, los olvidados, por los que nadie daba un duro y que ven en ellos ese brillo que ha apagado el tiempo, lo reviven y le dan una oportunidad, sea cual sea. Gracias por contribuir con el talento de otras personas a este mundo.

Espero no perder nunca este don, seguir detectando esa cara, en esos niños, muy pocos, a los que les siguen dejando ser niños.

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