Dicen las malas lenguas que la jornada de reflexión es previa a unas elecciones. Digo las malas lenguas porque si realmente observamos lo que ocurre a nuestro alrededor nos daremos cuenta que realmente es inmediatamente después. Ya que, generalmente todo el mundo tiene claro si va a votar o no y en caso afirmativo a quien, pero se hacen profundas reflexiones de los datos electorales.
Nunca, en las pocas elecciones que he podido vivir como votante, había reflexionado tanto ante los resultados como lo he hecho en éstas.
Ha sido algo histórico lo que hemos vivido hasta este momento y lo que creo que nos toca por vivir.
Que el mundo entero necesita un cambio, creo que lo tenemos claro todos: Pobreza, abusos, violencia, cancer, pérdida de valores, contaminación, niños medicados… El punto de inflexión ha sido que, mientras hasta ahora siempre que abogaba por cambiar el mundo recibía pedradas a mi motivación en forma de imposibles: “Eso no es posible” “La gente no quiere cambiar” “Sigue soñando”, durante una semana se me ha escuchado.
Un día desperté y el sueño se estaba haciendo realidad. Había mucha gente, como yo, con ganas de cambiar las cosas. De organizar todo de una manera diferente (si una mini sociedad como es una empresa puede empezar de cero, ¿por qué no lo puede hacer una sociedad entera?).
La guinda del pastel, que creo que muchos soñábamos, no se cumplió por los resultados electorales, ya que esperábamos un cambio radical, no lo que ya estaba previsto (aún con matices), dadas las concentraciones masivas que vivimos en muchas ciudades españolas. Y muchos nos decepcionamos un poco. Algunos mucho.
Después de mi verdadera jornada de reflexión he vuelto a estar muy animado. Dado que he llegado a la conclusión de que era lo mejor de esta experiencia, y sin duda ha sido: “LAS PERSONAS”, como concepto. 
He podido ver que hay gente culta, inteligente, con sentido del humor, implicada, tolerante y optimista, emotiva, artista, con muy buenas ideas, motivada e inquieta. Además, he podido ver que eran jóvenes, no tan jóvenes, y de todo tipo de características.
Eso me devuelve un poco más la fe en las personas que, día a día, la mayoría de medios de comunicación hace que merme.
Vivir una Asamblea Ciudadana es una de las mejores cosas que me han sucedido en la vida. Aunque sólo haya sido por eso ya mereció la pena. Ver como podía expresarse libremente quién quisiera, y ver el apoyo del público fue emocionantísimo. Aún se me ponen los pelos como escarpias de pensar en cómo habló el nervioso que tartamudeaba, el desmemoriado, el pasota y el cantante que se expresó de la manera que mejor lo sabe hacer: cantando.
Gracias a todos por devolverme la ilusión en querer cambiar el mundo. Estoy seguro que esto no acaba aquí, porque el Km 0 es donde empieza todo, y quedan muchos kilómetros por recorrer.
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