Una de las ventajas de viajar es la cantidad de personas y situaciones que descubres. El hecho de haber visitado tantos lugares y eventos ha hecho que mi bagage de éstos sea amplio, pero nunca me dejo de sorprender. Para bien o para mal.

Este fue el caso de ayer, que dos situaciones bochornosas fueron las que más se me grabaron en la mente de una jornada que en realidad fue maravillosa.

LA ENTRENADORA

crying-358287 La primera fue una entrenadora de un grupo de niñas de hasta 12 años de Hip Hop, joven ella, famosa y al parecer acostumbrada a la victoria (no daré más referencias, pero la conoce recientemente la mayoría de España). El caso es que la susodicha no rascó podium, y su reacción, delante de todas sus alumnas que la idolatran, fue sentarse en las gradas a llorar y poner pucheros (gran ejemplo educativo donde los haya). Además, dado su carácter mediático, el resto de niñas y niños de otros grupos, se acercaban para fotografiarse con ella. La cara que dicho personaje ponía ante las peticiones era de tal asco que ni que la estuvieran obligando a comerse un plato de mierda.

De esta situación me pronunciaré, de manera totalmente condescendiente, con los siguientes consejos por si me pudiera leer:

  1. De 150 grupos participantes en una competición es normal que alguien pierda. Acostúmbrate a ello. Es estadística.
  2. Si quieres llorar en la intimidad enciérrate en el baño, y ahórranos la obra de teatro. Se está mucho más tranquilo, te lo aseguro. En los baños ya no hay cámaras.
  3. Si quieres ser un personaje mediático con sus ventajas, acostúmbrate a sus inconvenientes. Y sino, dedícate a la cría de grillos, mucho menos popular que la televisión.
  4. Búscate a alguien que te de la dos tortas con cariño que te mereciste ayer, no vaya a ser que algún día te encuentres con alguien que no se aguante las ganas (como todos los que estábamos a tu alrededor) y te las acabe dando con más mala leche.

LA MADRE

La otra situación fue una madre que le decía a su hija de entre 8 y 10 años al bajar del escenario: “Hija, habéis hecho el ridículo”.

Para ella también tengo unas cuantos consejos, de manera aún más condescendiente, y que espero que alguien se lo haga llegar:

  1. No hace falta ser un experto para saber que tu hija seguramente va a tener un serio problema de autoestima, y que será fundamentalmente por tu culpa.
  2. Me encantaría saber si tú tienes el mismo valor que tu hija ha demostrado, al subirse a un escenario delante de 2000 personas, para admitir que como madre eres penosa y que nunca lo deberías haber sido, salvo por lo maravillosa que es tu hija que aún te aguanta.
  3. Tu hija se ha equivocado, y se equivocará en el futuro. Pero en vez de levantarse después de caer, y alegrarse de tener todas las oportunidades del mundo para volverlo a intentar, seguramente no lo volverá a hacer, por miedo a volver a hacer el ridículo.
  4. Y si le echas la culpa a la entrenadora, es porque no tienes ni idea de lo que es educar a un grupo de niños, de ilusionarlos con una actividad y de tener que invertir más tiempo en los traumas que, madres como tú, les creáis, que en el baile que tienen que hacer en ese escenario.
  5. ¡Ah! Por cierto. La que hiciste el mayor de los ridículos fuiste tú.

 

Si conoces a alguna de estas “Madres ridículas” te pido por favor que le hagas llegar este escrito y mi email, que estaré encantado de explicárselo detenidamente.

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