Hemos oído muchas veces lo incomprendidos que han sido algunos genios o algunas ideas: Einstein, Edison, Maradona...
Quisiera empezar partiendo de la premisa que no me considero ni soy ningún genio, que muchas de mis ideas no son geniales y que me queda muchísimo por aprender. Pero si una cosa que sí sé, aprendido de mi experiencia docente, es que hay que dar una oportunidad a escuchar y que nunca podemos despreciar la opinión de nadie.

Una idea es una idea, sea buena o sea mala.
Por mala que sea una idea puede ser el interruptor de otra mejor en tu cabeza.

Esto viene a cuenta de la manera en que muchas veces desprecian las acciones que llevo a cabo en mi empresa y que cedo a todo aquel que le pueda sacar partido (siempre he pensado que si en este sector dejáramos de competir para trabajar conjuntamente mejor nos iría, llámeme idealista). Las menosprecian, la mayoría de las veces públicamente, argumentando que son dadas a la idiosincrasia de mi centro, mi entorno, el pequeño número de población objetivo, o que no seamos una cadena (ya expliqué por qué no lo éramos aquí), etc. En vez de argumentar en base a resultados, previsiones, estudios y demás.

Llegado este momento en que se va convirtiendo en habitual, que cada vez que voy a un curso me presentan como novedad muchas de las cosas que ya hemos implantado hace años (no porque sea un visionario, sino porque tengo mucho grandes amigos que comparten sus ideas, o porque me gusta investigar), que mi empresa ha demostrado claramente ser solvente, que le queda poco de deber al banco y que no tengo que demostrarle nada a nadie, puedo decir que tengo dos opciones:
  1. Hacer lo mismo que ellos. Argumentar en contra de sus propuestas provenientes de centros grandes y cadenas que, dada la "particularidad" de mi "minúsculo" gimnasio de "pueblo", no van a funcionar. Aunque las adapte (que es lo que llevo haciendo desde que me dedico a visitar todo centro que puedo desde hace 12 años). Dejando así de acudir de acudir a cursos en los que veo a emprearios de fama nacional en el sector, descubrir Facebook y Twitter en el último año (cuando llevamos más de cuatro con nuestro perfil). Dejando también de compartir mis ideas reservándolas a mi círculo de amistades.
  2. Seguir en mi camino como hasta ahora, avergonzándome de cierta parte de mi sector, que no trabaja de manera ética, que no innova y carece de total originalidad, que tiembla cada vez que saben que un Low Cost triunfa o que abren una instalación municipal. Aceptando cualquier crítica constructiva, compartiendo y escuchando, incluso, lo que ellos tienen que decirme, incluso pagando, porque seguro que surge algo interesante.
Creo que voy a optar por la segunda, como siempre he hecho.

preload preload preload